Los textos que se editan en este blog desvelan el fundamento histórico de diversas leyendas y relatos que pueden encontrarse en las fuentes clásicas grecorromanas. Como autor que investiga estas relaciones entre la mitología y la historia, he sido colaborador de la revista HISTORIA-16 entre los años 2001 y 2007 y he publicado, hasta el momento, los siguientes libros:
"La Guerra de Troya: más allá de la leyenda". Ed. Oberón (Grupo Anaya), 2005.
"La Guerre de Troie: au-delà de la légende" (trad. al francés). Ed. Ithaque, 2008.
"Los Hijos de Breogan: historia y leyenda de los pueblos célticos". Ed. Cultivalibros, 2012.

lunes, 3 de marzo de 2014

LOS DIOSES URANO Y GEA

Como es bien sabido, los principales dioses de la mitología griega son los llamados Olímpicos, un grupo de seis dioses y seis diosas cuya autoridad suprema está representada por el poderoso Zeus. El culto a Zeus fue introducido en Grecia por las tribus helénicas de origen indoeuropeo y por ello no es anterior a la Edad de Bronce. En las tablillas micénicas del siglo XIII a C se documentan algunas referencias al dios Zeus bajo el nombre de Diwo, pues ambas denominaciones son variantes de un mismo vocablo indoeuropeo del que también derivan el término griego teos, el latín deus y el castellano “dios”.

Ahora bien, las leyendas griegas registran otros dioses más antiguos conocidos como los Titanes, entre los cuales se encontraba Crono (padre y antecesor de Zeus), y cuentan que después de una terrible guerra entre los Olímpicos y los Titanes, Crono perdió su poder supremo en Grecia y fue sustituido por Zeus. Este mito parece simbolizar la ocupación de Grecia por los helenos, llegados desde los Balcanes entre 2300 y 1800 a C, y el consiguiente cambio de culto religioso impuesto por estos invasores indoeuropeos. De acuerdo con la leyenda griega, Crono y los demás Titanes fueron expulsados de Grecia, tras haber sido vencidos, de modo que el viejo Crono se trasladó a otras tierras situadas más al oeste, en las costas del Mediterráneo central.

Los Titanes habían sido engendrados a su vez por Gea, diosa de la tierra, y por Urano, dios del cielo. Si nos centramos ahora en estas dos deidades primordiales de la mitología griega, de cuya unión descenderían todos los demás dioses venerados en Grecia, podemos retroceder hasta el periodo Neolítico, época en que se extendió el culto a una diosa madre que personificaba a la tierra. Este culto estaría representado en Grecia por Gea, cuyo papel en la sociedad agrícola del Neolítico tendría que ser más importante que el de Urano, debido al carácter matriarcal de esta sociedad.

Hay que tener en cuenta, por otro lado, que la cultura neolítica se había difundido hasta Grecia desde el Próximo Oriente durante el VII milenio a C. En aquella época los pobladores de Grecia no eran todavía los helenos, de origen indoeuropeo, sino los llamados pelasgos, un pueblo autóctono del Mediterráneo oriental. Fueron estos pobladores prehelénicos los que debieron de adoptar originalmente el culto a la madre tierra, bajo el nombre de Gea, y al dios celeste Urano, ya que se puede comprobar que estas divinidades son las versiones occidentales de otras dos deidades mesopotámicas, llamadas Ki y Anu.

En efecto, Ki era la diosa sumeria de la tierra que se unía a su hermano, el dios del cielo, al que los sumerios llamaban An y los acadios Anu. La semejanza entre los nombres de Ki y Gea es evidente, pero también se puede comprobar que el nombre de Urano (en griego Ouranos) está compuesto por los términos ouros (montaña) y anax (señor), por lo que su etimología es “señor de la montaña”, y es cierto que la montaña es un lugar desde el que se puede dominar el cielo.

El dios oriental Anu también aparece en el panteón de los hititas, pueblo que dominó la península de Anatolia en el II milenio a C. En la mitología hitita, Anu fue castrado por su hijo Kumarbi, y en la mitología griega se cuenta análogamente que Urano fue castrado por su hijo Crono, el mismo dios al que Zeus desterraría de Grecia en la tercera generación de grandes dioses.

También en Anatolia (la actual Turquía) se puede encontrar una huella de la diosa Ki, la versión oriental y más antigua de Gea. La región de Cilicia, que se localiza al sureste de Anatolia, fue conocida por los asirios como el país de Que, término semejante a Ki y Gea que debe de significar justamente “tierra”. El nombre dado por los griegos a esa región era Kilykia, del que procede el término Cilicia, pero resulta que los griegos emparentaban étnicamente a sus habitantes con los licios de la región de Lykia, otro territorio del sur de Anatolia bañado por el mar Egeo. Se puede comprobar, por tanto, que el nombre de Kilykia está compuesto por los términos Ki y Lykia y se traduce entonces como “tierra licia” o “tierra de los licios”. La denominación aplicada por los asirios a esta misma región, Que, no es más que el primer término de la denominación griega, la cual deriva directamente del antiguo nombre de la diosa neolítica de la tierra.

En conclusión, los dioses griegos Urano y Gea son bastante semejantes a los dioses mesopotámicos Anu y Ki, cuyo culto debió de haberse difundido hasta Grecia a través de la península de Anatolia en la misma época en que se extendió la cultura neolítica. Por haber sido venerados en el territorio griego desde tiempos tan antiguos, estos dioses fueron asimilados por la religión de sus más recientes habitantes, los pueblos helénicos, quienes los habrían convertido así en progenitores de los demás dioses de Grecia.


Nota: El copyright del artículo “Los dioses Urano y Gea” pertenece a Carlos J. Moreu. El permiso para volver a publicar esta obra en forma impresa o en Internet ha de estar garantizado por el autor.

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